domingo, 27 de febrero de 2011

El verdadero discurso del Cacique Seattle

http://www.taringa.net/posts/info/4747951/El-verdadero-discurso-del-Cacique-Seattle.html




Hace años leí esta carta. El otro día aburrido me puse a buscar si era cierto, porque tenía una forma de estar escrita y con un objetivo dudoso.
Estaba en lo cierto, la carta que circula es fake, pero sorpersivamente, tiene asidero en un discurso realmente pronunciado por este Cacique. La verdad, me gustó más la versión original, se siente mas real, y en sus palabras se puede vislumbrar la derrota, la desesperanza, el desasosiego, el dolor, no se como explicarlo. Pero me gustó mas.





INTRODUCCIÓN

En años recientes, se ha estado debatiendo sobre las palabras del Jefe Seattle. La controversia principal se centra alrededor de la autenticidad de la versión del discurso que más corrientemente se le atribuye. Aunque quizás nunca lleguemos a saber con exactitud lo que dijo el Jefe Seattle, es muy posible que él haya sido tan elocuente como aparece representado en las diversas versiones.

Seattle (más correctamente Seathl o "Sealth" nació alrededor de 1786. Era hijo de un jefe Suquamish, Schweabe, cuyo pueblo vivía alrededor del Puget Sound en el estado de Washington, Estados Unidos. Su madre, Sholitza, era la hija de un jefe Duwamish. Ya que en estos pueblos se sigue una línea matrilínea de descendencia, Seathl era considerado un Duwamish.

Ganó reputación por su coraje, osadía y liderazgo, y siendo todavía un jóven jefe consiguió el control de seis de las tribus locales. A través de los años, continuó las relaciones amistosas iniciadas por su padre con los europeos locales. Era muy alto para ser un nativo de Puget Sound. También era conocido como orador en su idioma nativo (Lushootseed), y se dice que su voz podía llegar lejos cuando se dirigía a una audiencia.

Su primera esposa murió luego de dar a luz a una niña, conocida como "Princesa" Angelina por los pobladores blancos. Con su segunda esposa, tuvo varios hijos e hijas. Luego de la muerte de uno de sus hijos se convirtió al catolicismo, bautizándose con el nombre de Noé Seattle.

Falleció el 7 de junio de 1866.

"La Respuesta [Discurso] del Jefe Seathl"

El Jefe Seathl dió su ahora famoso discurso como respuesta al de Isaac I. Stevens, el nuevo Gobernador y Comisionado de Asuntos Indígenas para los Territorios de Washingtton, el 10 de enero de 1854.

Uno de los presentes era el Dr. Henry Smith, quien tomó extensas notas del discurso de Seathl, aunque nunca se han encontrado dichas notas. Seathl habló en su lengua nativa, Lushotseed, que fue traducido a Chinook, lengua que Smith conocía parcialmente. Luego Smith lo tradujo al inglés. Es proceso obviamente simplificó mucho el mensaje de Seathl.

La primera versión impresa del discurso fue escrita por el Dr. Smith y apareció en la edición del 29 de octubre de 1887 del Seattle Sunday Star. Esta versión presenta el mensaje de Seathl en un florido estilo victoriano, más propio de los antecedentes de Smith que de los de Seathl. Sin embargo, miembros del Museo Suquamish determinaron, luego de consultar ancianos de su tribu en 1982, que la versión de Smith es el mejor recuento del discurso de Seathl. [Ver la versión de Smith]

A finales de la década de 1960, William Arrowsmith, profesor de literatura clásica en la Universidad de Texas, decidió tomar la versión del Dr. Smith y reeditarla, usando el lenguaje y modo de hablar más común de las tribus de la región en la época de Seathl. Conversando con ancianos tradicionales de estas tribus, Arrowsmith pudo desarrollar un sentido de la sintaxis que usaron. [Ver la versión de Arrowsmith]

La versión más conocida del discurso de Seathl fue escrita por Ted Perry, profesor de teatro y dramaturgo en la Universidad de Texas y amigo de Arrowsmith [Ver la versión de Perry]. Perry usó la versión de Arrowsmith como base para un nuevo y ficticio discurso que serviría como narración para una película sobre contaminación y ecología, llamada Home, para la Comsión de Radio y Televisión de la Iglesia Bautista del Sur y cuyo productor fue John Stevens.

Sin notificar a Perry, Stevens revisó el texto, agregando frases referentes a Dios y la línea "Soy un salvaje y no comprendo..." La revista Environmental Action publicó la versión bautista del discurso en su número del 11 de noviembre de 1972. Ya ahora no era un discurso del Jefe Seathl sino una carta que envió al Presidente Pierce.

Pero fue la publicación de un artículo titulado "The Decidedly Unforked Message of Chief Seattle" en la revista Passages de Northwest Airlines que hizo famosa la versión bautista, con una nota de que la "carta" era una "Adaptación de sus [las de Seattle] observaciones tomando como base una traducción al inglés por William Arrowsmith".














VERSIÓN DIVULGADA (la de Perry)

Esta versión (que es la que más ha circulado) fue escrita por Ted Perry a finales de los años 1970s para una película llamada "Home" que fue producida en Estados Unidos por la Convención Bautista del Sur. Él no tenía idea que alguien considerara su trabajo como otra cosa que no fuera una ficción, y él ha pasado mucho tiempo en los últimos años tratando de corregir la confusión.

Los productores de la película hicieron algunos cambios y convirtieron el discurso en una carta enviada al Presidente Franklin Pierce. El Jefe Seattle no escribió dicha carta.

¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento, ni aún el calor de la tierra? Dicha idea nos es desconocida.

Si no somos dueños de la frescura del aire ni del fulgor de las aguas, ¿cómo podrán ustedes comprarlos?

Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo, cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques, cada altozano y hasta el sonido de cada insecto es sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los árboles lleva consigo las memorias de los pieles rojas.

Los muertos del hombre blanco olvidan de su país de origen cuando emprenden sus paseos entre las estrellas; en cambio, nuestros muertos nunca pueden olvidar esta bondadosa tierra, puesto que es la madre de los pieles rojas. Somos parte de la tierra y asimismo, ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el venado, el caballo, la gran águila; éstos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia.

Por todo ello, cuando el Gran Jefe de Washington nos envía el mensaje de que quiere comprar nuestras tierras, nos está pidiendo demasiado. También el Gran Jefe nos dice que nos reservará un lugar en el que podamos vivir confortablemente entre nosotros. El se convertirá en nuestro padre y nosotros en sus hijos.

Por ello consideramos su oferta de comprar nuestras tierras. Ello no es fácil ya que esta tierra es sagrada para nosotros. El agua cristalina que corre por ríos y arroyuelos no es solamente el agua sino también representa la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos tierras, deben recordar que es sagrada y a la vez deben enseñar a sus hijos que es sagrada y que cada reflejo fantasmagórico en las claras aguas de los lagos cuenta los sucesos y memorias de las vidas de nuestras gentes. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre. Los ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed, son portadores de nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si les vendemos nuestras tierras ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos y también lo son suyos y, por lo tanto, deben tratarlos con la misma dulzura con que se trata a un hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. Él no sabe distinguir entre un pedazo de tierra y otro, ya que es un extraño que llega de noche y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga y una vez conquistada sigue su camino, dejando atrás la tumba de sus padres sin importarle. Le secuestra la tierra a sus hijos. Tampoco le importa. Tanto la tumba de sus padres como el patrimonio de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, la tierra, y a su hermano, el firmamento, como objeto que se compran, se explotan y se venden como ovejas o cuentas de colores. Su apetito devorará la tierra dejando atrás sólo un desierto.

No sé, pero nuestro modo de vida es diferente al de ustedes. La sola vista de sus ciudades apena los ojos del piel roja. Pero quizás sea porque el piel roja es un salvaje y no comprende nada. No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio donde escuchar como se abren las hojas de los árboles en primavera o como aletean los insectos. Pero quizás también esto debe ser porque soy un salvaje que no comprende nada. El ruido parece insultar nuestros oídos. Y, después de todo ¿para qué sirve la vida si el hombre no puede escuchar el grito solitario del chotacabras (aguaitacaminos) ni las discusiones nocturnas de las ranas al borde de un estanque? Soy un piel roja y nada entiendo. Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, así como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas de pinos.

El aire tiene un valor inestimable para el piel roja ya que todos los seres comparten un mismo aliento - la bestia, el árbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire. El hombre blanco no parece consciente del aire que respira; como un moribundo que agoniza durante muchos días es insensible al hedor. Pero si les vendemos nuestras tierras deben recordar que el aire nos es inestimable, que el aire comparte su espíritu con la vida que sostiene.

El viento que dio a nuestros abuelos el primer soplo de vida, también recibe sus últimos suspiros. Y si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben conservarlas como cosa aparte y sagrada, como un lugar donde hasta el hombre blanco pueda saborear el viento perfumado por las flores de las praderas.

Por ello consideramos su oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, yo pondré condiciones: El hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.

Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. He visto a miles de búfalos pudriéndose en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como una máquina humeante puede importar más que el búfalo al que nosotros matamos sólo para sobrevivir.

¿Qué sería del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual; porque lo que le suceda a los animales también le sucederá al hombre. Todo va enlazado.

Deben enseñarles a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos. Inculquen a sus hijos que la tierra está enriquecida con las vidas de nuestros semejantes a fin de que sepan respetarla. Enseñen a sus hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen a si mismos.

Esto sabemos: La tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Esto sabemos, todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo va enlazado. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; él es sólo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo.

Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, no queda exento del destino común. Después de todo, quizás seamos hermanos. Ya veremos. Sabemos una cosa que quizás el hombre blanco descubra un día: nuestro Dios es el mismo Dios.

Ustedes pueden pensar ahora que Él les pertenece lo mismo que desean que nuestras tierras les pertenezcan; pero no es así. Él es el Dios de los hombres y su compasión se comparte por igual entre el piel roja y el hombre blanco. Esta tierra tiene un valor inestimable para Él y si se daña se provocaría la ira del Creador. También los blancos se extinguirían, quizás antes que las demás tribus. Contaminen sus lechos y una noche perecerán ahogados en sus propios residuos.

Pero ustedes caminarán hacia su destrucción rodeados de gloria, inspirados por la fuerza del Dios que los trajo a esta tierra y que por algún designio especial les dio dominio sobre ella y sobre el piel roja.

Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos porqué se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes.

¿Dónde está el matorral? Destruido. ¿Dónde esta el águila? Desapareció.

Termina la vida y empieza la supervivencia.

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