miércoles, 16 de diciembre de 2009

PRENSA ORAL ANTIGUA Y MODERNA: NASRUDIN

Ninguna oreja, ningún crimen

Un día, el juez pidió a Nasrudín que le ayudara a resolver un problema legal.
- ¿Cómo me sugerirías que castigue a un difamador?
- Córtales las orejas a todos los que escuchan sus mentiras -replicó el mulá.


Sendas diferentes

- Tú eres un gran místico -le dijo uno de sus pupilos a Nasrudín-, y sin duda sabrás por qué los hombres siguen sendas diferentes a lo largo de su vida, en vez de seguir todos una única senda.
- Sencillo -contestó el maestro-. Si todo el mundo siguiera la misma senda, todos acabaríamos en el mismo lugar; el mundo, perdido el equilibrio, se inclinaría, y todos nos caeríamos al océano.

Saber el nombre

Nasrudín estaba tan harto de las quejas continuas de su esposa que decidió divorciarse.
- ¿Cuál es el nombre de su esposa? -preguntó el juez.
- No tengo ni idea -contestó Nasrudín-.
- ¿Ha estado casado durante veinte años y no sabe el nombre de su mujer?
- ¿Por qué debo saber el nombre de una mujer de la que me quiero divorciar? -replicó Nasrudín-.


San Nasrudín

Nasrudín entró precipitadamente en el salón del trono y se arrojó a los pies del rey.
- ¡Majestad, Alá ha hecho de mi un santo y me ha dicho que ocupe mi lugar en la corte!
- ¿Estás loco?
- Debo estarlo. ¿Cómo sino habría aceptado ser un santo en tu corte?

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